El tránsito y transporte de pasajeros en Trujillo está cada día más insoportable. El caos es tal que no hay ruta o calle que se salve. Por donde uno va, sufre la congestión, el desorden y el ruido ensordecedor de un tráfico alucinante: choferes enloquecidos que se abren paso con el cláxon en lugar de timón y peatones buscando asustados un lugar para pasar sin ser atropellado, mientras el humo renegrido del smog carga el aire y nuestros pulmones.
Los paraderos no existen. Cualquier lugar sirve para este menester: Al empezar la cuadra, en la mitad de esta, cuando termina, en el mismísimo cruce de dos calles o en el centro de la pista. No importa cuán peligroso e impertinente sea el sitio donde se le antoje parar al desquiciado conductor que hace como si no se diera cuenta de las congestiones espantosas que causa.
Otra enervante costumbre es la invasión de la franja peatonal (esa de rayas blancas casi siempre despintada) que los buses, micros y hasta autos particulares, creen que es la zona de partida para salir disparados apenas cambia el color del semáforo. ¿Y los petoones?, que pasen por otro lado, que hagan piruetas, que salten por encima, señor, no faltaba más.
Las combis, son -como alguien certeramente dijo- latas rodantes de sardinas comprimidas con más asientos de los autorizados, donde el pasajero debe ser yoga para entrar, mantenerse parado con la nuca entre los hombros (o entre las axilas de algún enemigo del aseo), encogerse como acordeón para sentarse a medio “cachete” y desarrugarse al bajar.
En los custer creen que están llevando ganado en lugar de pasajeros, lo suben en vilo o lo bajan a empujones, lo castigan mandándolo al fondo “por que allí hay sitio” y lo samaquean a su antojo, según los baches, gritos desaforados del cobrador, el volumen estremecedor de sus parlantes de feria chicha y locas carreras contra el reloj que los hace avanzar despavoridos cuando el tiempo les gana, pero en procesión de tortuga cuando les sobra.
¿Tiene sentido este incontrolado sistema? No, pues en lugar de regular la velocidad y vueltas de cada unidad, sólo fomenta una peligrosísima competencia, con grave riesgo para la vida de los cobradores que corren peor que choro perseguido por atrazar a un guachimán.
Si a esto le sumamos la grosería, el desaseo de los choferes y las deplorables condiciones de los vehículos con carrocerías destartaladas, pasamanos oxidados y asientos malogrados, no podemos evitar expresar nuestra indignación por tanto maltrato.
Los paraderos no existen. Cualquier lugar sirve para este menester: Al empezar la cuadra, en la mitad de esta, cuando termina, en el mismísimo cruce de dos calles o en el centro de la pista. No importa cuán peligroso e impertinente sea el sitio donde se le antoje parar al desquiciado conductor que hace como si no se diera cuenta de las congestiones espantosas que causa.
Otra enervante costumbre es la invasión de la franja peatonal (esa de rayas blancas casi siempre despintada) que los buses, micros y hasta autos particulares, creen que es la zona de partida para salir disparados apenas cambia el color del semáforo. ¿Y los petoones?, que pasen por otro lado, que hagan piruetas, que salten por encima, señor, no faltaba más.
Las combis, son -como alguien certeramente dijo- latas rodantes de sardinas comprimidas con más asientos de los autorizados, donde el pasajero debe ser yoga para entrar, mantenerse parado con la nuca entre los hombros (o entre las axilas de algún enemigo del aseo), encogerse como acordeón para sentarse a medio “cachete” y desarrugarse al bajar.
En los custer creen que están llevando ganado en lugar de pasajeros, lo suben en vilo o lo bajan a empujones, lo castigan mandándolo al fondo “por que allí hay sitio” y lo samaquean a su antojo, según los baches, gritos desaforados del cobrador, el volumen estremecedor de sus parlantes de feria chicha y locas carreras contra el reloj que los hace avanzar despavoridos cuando el tiempo les gana, pero en procesión de tortuga cuando les sobra.
¿Tiene sentido este incontrolado sistema? No, pues en lugar de regular la velocidad y vueltas de cada unidad, sólo fomenta una peligrosísima competencia, con grave riesgo para la vida de los cobradores que corren peor que choro perseguido por atrazar a un guachimán.
Si a esto le sumamos la grosería, el desaseo de los choferes y las deplorables condiciones de los vehículos con carrocerías destartaladas, pasamanos oxidados y asientos malogrados, no podemos evitar expresar nuestra indignación por tanto maltrato.
Has sido claro y directo describiendo este problema que aqueja no sólo a Trujillo si no a toda urbe de regular tamaño en nuestro país. Sin embargo, dicen que si no eres parte de la solución, eres parte del problema; así pues, a mi modo de ver, la solución pasa a través de obligar a la creación de empresas de transporte urbano con unidades renovadas y supervisadas por OSITRAN (sí, existe una superintendencia de transporte, démosle trabajo) que reemplace el actual estado de cosas en que las unidades independientes luchan palmo a palmo por los clientes en las calles; asimismo, las municipalidades deben participar en el mercado con sus propias empresas de mayor envergadura para regular el mercado e incentivar la protección del medio ambiente a través de máquinas híbridas de vanguardia (véase la experiencia ecuatoriana).
ResponderEliminarEn conclusión, La Opinión inicia esta necesaria campaña y nosotros sus lectores le apoyamos con nuestras alternativas de solución. El debate se ha iniciado. Gracias, Pepe.
Propongo una Solución al problema de tránsito causado por las "COMBIS":
ResponderEliminar- Formar un equipo de TRES (01 PNP Mujer-
Tránsito, 01 Seguridad Ciudadana, 01
Estudiante Universitario último año
perteneciente al tercio estudiantil)
- Horas de Trabajo : 08
- Lugares : Zonas Críticas,
debidamente
comprobadas y aprobadas
por el PNP de mayor
graduación
- Duración : 06 meses, con evaluaciones
periódicas.
DISTRIBUCIÓN DE FUNCIONES:
- El PNP-Mujer-Tránsito, como autoridad hace parar al infractor, por una mala maniobra o por el pedido que le hace el representante de seguridad ciudadana a razón de adeudos por papeletas no pagadas.
- El PNP-Mujer-Tránsito, pide la documentación correspondiente y le solicita atención al mensaje que le alcanzará el estudiante.
- El estudiante, sube al vehículo, pide disculpas a los pasajeros por el impase y les dice que se demorará 10 minutos con el chofer para darle capacitación con respecto a la falta de tránsito cometida, de imediato inicia la capacitación correspondiente.
- Los pasajeros, un poco fastidiados, pero que entienden que así debe ser, se retiran de la COMBI pìdiendo les devuelvan el pasaje.
- Este sólo hecho hará que los choferes recapaciten de inmediato porque les estan gravanado su economía de manera inmediata, sea cual sea el monto, porque además es el tiempo de la capacitación la que hará el resto del trabajo.
- No hay peor castigo que ver se bayan los clientes
Este tema debe ser mejorado, pero en síntesis es la mejor forma que se a experimentado para mejorar los servicios a la ciudadanía.
Juan José. Sin duda tu propuesta es compartida por muchos, incluso hay 3 proyectos de transporte masivo lamentablemente encarpetados hace 5 años. dado que los actuales técnicos ediles no plantean soluciones rápidas y efectivas, serìa interesante que revisen las que existen.
ResponderEliminar.................
Luis.- Tu idea es loable pero algo complicada. Lo cierto es que los choferes de micros, combis y taxis requieren una capacitación urgente.