jueves, 2 de octubre de 2014

LA REGIÓN EN SU HORA DECISIVA


Llega la hora de elegir a quienes nos van a gobernar  en la región por los próximos cuatro años y ésta decisión tiene que ser consciente, libre, bien pensada; no a la ligera, ni viciando el voto de forma irresponsable, para no tener luego que arrepentirnos.  
Y es que, más allá de personas o símbolos, debemos votar por acabar con la pobreza aún existente en nuestra región, por mejorar la salud, la educación, la seguridad; para asegurar el desarrollo, la transparencia y oportunidad para todos.
Estas elecciones nos plantean varios dilemas. Uno de ellos es, si elegimos ilusiones o propuestas; entre propaganda y bulliciosos shows que banalizan la política y confunden al elector, o elegimos personas con capacidad y planes serios para que los ciudadanos podamos apoyar su gestión y no quedar frustrados con promesas que se esfuman.
Otro dilema es, si entregamos el gobierno regional y el municipio a un solo partido, con el peligro que significa acatar ésta consigna, o lo equilibramos con otro movimiento, cruzando nuestro voto en la cédula de sufragio, para evitar el copamiento de poder y con ello la corrupción.

¿Por quien votar?
Necesitamos un líder capaz de ejecutar programas efectivos de descentralización en favor del desarrollo humano y social; que haga obras, carreteras, hospitales, escuelas, canales de regadío en todo el territorio. 
Para la presidencia regional, las opciones más fuertes son las de César Acuña Peralta, de Alianza para el Progreso y José Murgia Zannier, del Partido Aprista Peruano.
Algunas encuestas daban a Acuña un holgado primer lugar, pero su controvertido discurso de Pataz, ninguneando a sus electores y otras perlas, mermaron su cómoda posición. Aún así mantiene ventaja. 
En tanto, Murgia, que al principio aparecía rezagado, escaló peldaños sostenidamente, al punto que habría empatado técnicamente con una diferencia de apenas 3 puntos. Confía captar el voto escondido de sus compañeros.
La Libertad alcanzará su auténtico desarrollo con equidad y paz si sus ciudadanos participan, no sólo en las ánforas una vez cada 4 años, sino con iniciativas y vigilancia permanente. Nuestro voto cuenta.

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