Jhinna Pinchi Calampa, vivía una situación que es la de miles de mujeres
jóvenes del interior de nuestro país, estudiaba administración en Tarapoto y
tenía una clara voluntad por salir adelante por hacerle frente a la vida con un
trabajo que la permitiera tener mayores oportunidades. Creyó que le había
llegado lo que esperaba cuando en el año 2007 en una peluquería le ofrecieron
un trabajo en una empresa de anfitrionas. Ilusionada de mejores futuros,
saldría en dos días de Tarapoto hacia Piura con un trabajo. Nada de eso
ocurrió, Jhinna fue llevada a Piura al burdel “La Noche” en donde le quitaron
su documento de identidad, la explotaron sexualmente, la drogaron
constantemente para que no opusiera resistencia, la violaron, producto de ello
nació su hija. Situación que vivió por dos años.
Jhinna, finalmente, escapó y pudo contarle al país todo lo que le
sucedió, convirtiéndose en uno de los casos de trata más conocidos pues por
primera vez en Perú una víctima de trata denunciaba públicamente lo que le
había ocurrido. Hace unos días, casi 3 años después de haber denunciado el
hecho, la Corte Superior de Justicia de Piura al fin tuvo un fallo para el caso
de Jhinna, sorprendentemente absolvió a tres de los principales acusados:
Nilson Prado Chicoma, Máximo Mogollón Peña y José Antonio Piscoya Paz. Que la
única testigo que corroboró lo denunciado por Jhinna, la cocinera del
prostíbulo, muriera atropellada durante el juicio no llamó la atención de los
jueces.
Con este hecho se forja un precedente altamente negativo para castigar
los delitos de trata. El poder judicial ha enviado una clara señal de que no
está disponible para proteger a las víctimas y sí lo está para liberar
inculpados. Jhinna es una más que engrosa las cifras de un Perú donde la
justicia nunca llega. Importa poco, al igual que las otras 1 112 víctimas de
trata de personas registradas por el Observatorio de Criminalidad del
Ministerio Público desde enero de 2008 a julio de 2012, con apenas 21
sentencias condenatorias. Es que el país exitoso para los grandes negocios es
subdesarrollado en extremo en justicia para las personas comunes.
¿Cuántas mujeres más como Jhinna en el Perú? Mujeres jóvenes y
pobres del interior del país, con la única motivación de salir de la pobreza,
de la exclusión, de tocar un poquito de ese Perú que crece más del 6%
anualmente, pero nunca tiene dinero para dar oportunidades y derechos a su
población.
El año pasado la Secretaría Nacional de la Juventud, organismo del
gobierno que rige las políticas públicas al sector juvenil, presentó la primera
Encuesta Nacional de la Juventud. Una vez más la cifra era contundente y pone
en interrogante al Perú exitoso, al Perú marca registrada: el 48,2% de los
jóvenes peruanos/as entre 15 y 29 años tenía la expectativa de vivir en otro
país. Tal vez uno con derechos y oportunidades. Tal vez uno donde haya
justicia.
* Lucía Alvites Sosa
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