El caos del tránsito y la anarquía en el transporte público sigue creciendo en Trujillo y atormentando a propios y extraños, mientras le gerencia municipal del área y la comisión respectiva se muestran, no solo indolentes, sino inoperantes e incompetentes.
Los choferes de micros, combis y taxis hacen lo que quieren: Paran donde sea, en la esquina, al comenzar la cuadra, en medio de la pista; manejan peor que locos; amontonan pasajeros como sardinas en asientos estrechos, los suben y bajan como bolsas de papas.
Se suma a ello, en plena campaña contra el ruido, el calvario de la bulla extrema de los parlantes tipo discoteca con música chicha a toda volumen, el claxon de corneta que usan para abrirse paso como sea y los gritos persistentes de los cobradores en el trayecto.
El regidor Penagos, absurdamente premiado con la reelección en esa comisión, se preocupa más del negocio de los semáforos descontrolados y la compra privada de nuevos vehículos (que es también importante por cierto) pero no de solucionar el caos estableciendo algo tan sencillo como los paraderos cada dos o tres cuadras como en cualquier ciudad civilizada.
Pero, claro, que le podemos pedir a tan voluble concejal, calvo de ideas, que cuando se le pregunta por que no hace algo para poner coto a tanto desorden, simplemente responde que el alcalde no lo deja.
Sería mucho pedir que el burgomaestre deje un ratito su cómoda camioneta polarizada y se suba a un micro para que pruebe en carne propia lo que sufren los vecinos al viajar en micro.¿..?
Los choferes de micros, combis y taxis hacen lo que quieren: Paran donde sea, en la esquina, al comenzar la cuadra, en medio de la pista; manejan peor que locos; amontonan pasajeros como sardinas en asientos estrechos, los suben y bajan como bolsas de papas.
Se suma a ello, en plena campaña contra el ruido, el calvario de la bulla extrema de los parlantes tipo discoteca con música chicha a toda volumen, el claxon de corneta que usan para abrirse paso como sea y los gritos persistentes de los cobradores en el trayecto.
El regidor Penagos, absurdamente premiado con la reelección en esa comisión, se preocupa más del negocio de los semáforos descontrolados y la compra privada de nuevos vehículos (que es también importante por cierto) pero no de solucionar el caos estableciendo algo tan sencillo como los paraderos cada dos o tres cuadras como en cualquier ciudad civilizada.
Pero, claro, que le podemos pedir a tan voluble concejal, calvo de ideas, que cuando se le pregunta por que no hace algo para poner coto a tanto desorden, simplemente responde que el alcalde no lo deja.
Sería mucho pedir que el burgomaestre deje un ratito su cómoda camioneta polarizada y se suba a un micro para que pruebe en carne propia lo que sufren los vecinos al viajar en micro.¿..?